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martes, 27 de junio de 2017
sábado, 22 de octubre de 2016
LA ECONOMÍA EN LOS
TIEMPOS DE ROSAS
Durante
el régimen rosista, a pesar
de los bloqueos y la guerra, prosperaron los negocios: el comercio continuó
creciendo, el volumen de las exportaciones de carne, cuero y sebo aumentó, y un
nuevo rubro cobró importancia: la lana.
La economía del país
—basada en la industria ganadera y en una incipiente agricultura — favoreció a
Buenos Aires, cuya relativa prosperidad se basaba en dos factores esenciales:
el cierre de los ríos Paraná y Uruguay a la navegación extranjera (medida que
favoreció al puerto único a donde iban a parar todos los productos), y el
estrago del litoral y del interior causado por las guerras civiles de las que
fueron escenario. La economía proteccionista de Rosas sólo consiguió amparar a
Buenos Aires y, en algunos casos, al litoral.
Las décadas del ‘30
y el ‘40 fueron protagonistas de una fuerte expansión económica alentada por el
crecimiento del comercio exterior. El desarrollo del comercio estimuló la
producción ganadera y saladeril. Por tanto, los sectores vinculados a estas
actividades prosperaron.
La expansión de la
ganadería fue posible gracias a la ocupación de tierras en el sur de la
provincia, donde se generalizaron las grandes estancias ganaderas como centros
de población y producción. La ocupación de tierras estuvo acompañada por la
transferencia de tierras públicas al dominio privado, que generó una mayor
concentración de la propiedad en pocas manos. La explotación ganadera no sufrió
grandes cambios técnicos en la producción, pero se adaptó muy bien a la escasa
mano de obra disponible.
Junto a la ganadería
también creció la industria saladeril y la del cuero. Se tendió las primeras
alambradas para separar los potreros. A pesar de los adelantos en materia de
ganadería, la industria del saladero inició su decadencia hacia 1840, cuando se
hizo efectiva la prohibición de Rosas de extraer metálico de Buenos Aires para
las provincias por vía fluvial. Las consecuencias fueron graves, sobre todo
para el comercio saladeril sostenido con Entre Ríos y Corrientes.
Durante la década
del ‘40, el desarrollo de la ganadería ovina sufrió incentivos externos e
internos: aumentó la demanda externa de lana y declinaron los precios de los
cueros. Esta actividad alternativa a la ganadería vacuna se vio beneficiada por
la gran cantidad de tierras aptas para criar ovejas en la campaña de Buenos
Aires. Debido a las enormes ganancias que se obtenían con la ganadería ovina,
algunos ganaderos incorporaron ovejas a sus planteles de vacunos, al igual que
los comerciantes, que comenzaron a comprar tierras y ganado para iniciar su
propia explotación. El gobierno también facilitó la importación de ovejas finas
para mejorar el ganado criollo. Muchos productores de ovinos eran grandes
propietarios, pero también aparecieron pequeñas familias que, sin contratar
mano de obra asalariada, emprendían su propia explotación: la mayoría de estas
familias eran inmigrantes vascos, irlandeses y franceses.
Durante el primer
cuarto de siglo la agricultura no desempeñó ningún papel en la economía del
país. Sin embargo, el trigo constituía el principal cultivo en el litoral y
Rosas protegió su producción prohibiendo que fuera importado. También protegió a
la incipiente industria fabril por medio de la prohibición de importar cueros
trabajados, velas, escobas y plumeros y hierro forjado.
El Litoral
protagonizó una importante mejora en sus economías. La recuperación fue
evidente en Entre Ríos, donde se expandieron de manera notable la ganadería
vacuna y la ganadería ovina, y la industria saladeril sobre el río Uruguay. Su
gobernador, justo José de Urquiza, era, además, uno de los principales y más
eficientes empresarios del rubro. Las exportaciones de cueros por el puerto de Buenos Aires ocuparon
el primer lugar entre las exportaciones totales del Litoral.
Después de 1840 se
notó cierta mejora en las economías del Interior, pero las provincias se
desenvolvieron, por lo general, en un marco de escasez de recursos y de penuria
financiera.
Tucumán exportó
ganado y otros bienes a Chile, a cambio de metálico; suelas y cueros, tabaco,
cigarros, madera, quesos, azúcar y aguardientes hacia Buenos Aires, a cambio
artículos ultramarinos y regionales. Córdoba
orientó la mayor cantidad de sus exportaciones nada Buenos Aires. Envió cueros
vacunos, ovinos y caprinos, lana y productos agrícolas (trigo y harinas).
En Cuyo, la industria vitivinícola
estaba arruinada por la competencia de los vinos europeos que entraban por
Buenos Aires. La minería se
desarrolló sobre la base de la plata y el cobre. De todas maneras
Mendoza y San Juan lograron activar sus economías en relación con el mercado
chileno, colocando ganado vacuno, ovino, caballos, mulas y burros, cueros,
jabón, sebo, monturas, riendas, tejidos, plumas y frutas secas.
En el Noroeste, entre sus
actividades agropecuarias más importantes se puede mencionar el cultivo del
trigo, caña de azúcar y algodón, paralelamente a
estas faenas se desarrollaron las artesanías (paños de algodón y lana,
carretas, muebles) y la transformación de productos de la ganadería (sebo y cuero).
En el Noreste, se dedicaron a la
producción de yerba-mate como objeto principal y explotaron otros productos,
pero de todas maneras no llegaron a un alto desarrollo económico, aunque las
misiones jesuitas pudieron lograr activar su economía
con una ideología comunista.
En la Patagonia no
hubo un desarrollo productivo, pues era una zona de conflictos y no
estaba ocupada por estancieros sino por salvajes.
Durante el gobierno rosista se desarrollaron campañas con el fin de conquistar
esas tierras, tema que será desarrollado más adelante.
lunes, 8 de agosto de 2016
GALERÍA DE IMÁGENES
San Martín y su familia
Padre: Juan de San Martín y Gómez Madre: Gregoria Matorras
José de San Martín y su esposa, Remedios de Escalada y Quintana
José de San Martín y su hija, Mercedes Tomasa
Personalidades relacionadas con San Martín
Manuel Belgrano
Simón Bolívar
Martín Miguel de Güemes
Juan Martín de Pueyrredón
Juan Manuel de Rosas
Escenas relacionadas con la vida de San Martín
Batalla de San Lorenzo
Encuentro en la Posta de Yatasto, entre Belgrano y San Martín
Cruce de los Andes
Encuentro entre San Martín y O´Higgins, conocido como "Abrazo de Maipú"
Encuentro entre San Martín y Bolívar en Guayaquil
Mausoleo de la Catedral Metropolitana
San Martín en 25 preguntas
1) ¿Cuándo y dónde nació San Martín? José de San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en el pueblo de Nuestra Señora de los Tres Reyes Magos de Yapeyú, situado en la costa del río Uruguay, en la provincia de Corrientes a casi 780 kilómetros de Buenos Aires. 2) ¿Cómo estaba compuesta su familia? Su papá, don Juan de San Martín y Gómez había nacido en la Villa de Cervatos de la Cueza, en Castilla la Vieja, y era capitán del ejército español. En 1767 llegó al país doña Gregoria Matorras que venía de Paredes de Nava, un pueblo cercano a Cervatos, donde conoció a Juan. Se casaron en la catedral de Buenos Aires. Don Juan no pudo estar presente y fue representado por un amigo, el capitán de dragones Juan Francisco de Somalo. El matrimonio tuvo cinco hijos: María Elena, Manuel Tadeo, Juan Fermín Rafael, Justo Rufino y el menor de la familia, José Francisco de San Martín. 3) ¿Por qué la familia San Martín se traslada a España? En diciembre de 1783, Juan de San Martín solicita y obtiene un permiso para regresar a España. La familia se instala primero en Madrid y luego en Málaga, en la calle de Pozos Dulces. Allí José cursa sus estudios primarios, probablemente en la escuela de Temporalidades cercana a su casa, y el 15 de julio de 1789, al día siguiente de que en París estallara la Revolución Francesa, José Francisco de San Martín fue aceptado como cadete en el Regimiento de Infantería de Murcia. 4) ¿Cómo fueron las primeras batallas de San Martín? A poco de ingresar al regimiento participa en numerosos combates en España y en el Norte de África. Entre 1791 y 1795 durante la guerra entre España y Francia, el joven San Martín se destacó en muchos combates como los de Orán, Pirineos y Rosellón. Fue ascendido a teniente coronel y condecorado con la medalla de oro por su heroica actuación en la batalla de Bailén el 19 de julio de 1808. 5) ¿Por qué decide regresar al país? San Martín no olvidada sus orígenes criollos y quiso incorporarse a la lucha por la independencia americana. Un año después de producida la revolución de Mayo, pidió el retiro del ejército español y se embarcó hacia Londres el 14 de septiembre de 1811. San Martín estuvo cuatro meses en Londres. Allí entró en contacto con grupos revolucionarios como la Gran Hermandad Americana, una logia fundada por Francisco de Miranda, un patriota venezolano que se proponía liberar América con la ayuda financiera de los ingleses. Se relacionó también con políticos vinculados al gobierno británico, como James Duff y Sir Charles Stuart, quienes le hacen conocer el plan Maitland. En enero de 1812 San Martín se embarca en la fragata inglesa George Canning rumbo a Buenos Aires. 6) ¿Cómo era la situación política en Buenos Aires a la llegada de San Martín? Gobernaba el Primer Triunvirato integrado por Feliciano Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan José Paso. Pero el verdadero poder estaba en manos del secretario de gobierno, Bernardino Rivadavia, que venía desarrollando una política muy centralista sin atender los reclamos del interior, cada vez más perjudicado por la política económica de Buenos Aires, que fomentaba el libre comercio y mantenía un manejo exclusivo del puerto y las rentas de la aduana. Además, el Triunvirato, por temor a enemistarse con Gran Bretaña (aliada de España), frenaba el proceso independentista y hasta había sancionado a Belgrano por enarbolar la bandera. 7) ¿Qué misión se le encomienda? Es recibido en Buenos Aires por el Triunvirato que le respeta su grado militar de teniente coronel y le encarga la creación de un regimiento para custodiar las costas del Paraná frente al peligro de los ataques de los españoles provenientes de Montevideo. El nuevo regimiento se llamará de "Granaderos a Caballo" y se instalará en el Retiro. 8) ¿Con qué sectores se contacta San Martín al llegar? A poco de llegar, San Martín entró en contacto con los grupos opositores al Triunvirato, encabezados por la Sociedad Patriótica, fundada por Bernardo de Monteagudo, y creó, junto a su compañero de viaje, Carlos de Alvear, la Logia Lautaro, una sociedad secreta cuyos objetivos principales eran la Independencia y la Constitución Republicana. 9) ¿Cuál fue la primera intervención política de San Martín en Buenos Aires? San Martín y sus compañeros se decidieron a actuar y el 8 octubre de 1812 marcharon con sus tropas, incluidos los granaderos, hacia la Plaza de la Victoria (actual Plaza de Mayo) y exigieron la renuncia de los triunviros, porque, como dijo San Martín: “...no siempre están las tropas para sostener gobiernos tiránicos”. Fue designado un segundo Triunvirato afín a la Logia y a la Sociedad Patriótica integrado por Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte. 10) ¿Cuándo y con quién se casó? Don José se hacía tiempo también para la diversión y poco a poco fue tenido en cuenta en las selectas listas de invitados de las tertulias porteñas. La más famosa y agradable, según cuentan, era la de don Antonio Escalada y su esposa Tomasa, en la que sus hijas, Remedios y Nieves, no perdían de vista a ningún nuevo visitante. Por allí pasó don José y parece que fue amor a primera vista. "Esa mujer me ha mirado para toda la vida", le diría en una carta a su amigo Mariano Necochea. Se casaron el 12 de septiembre de 1812 en la Iglesia Nuestra Señora de la Merced, después de una firme pero breve oposición de la familia Escalada. Él tenía 34 años y ella, 15. 11) ¿Cuál fue la primera y única batalla que libró San Martín en territorio argentino? A principios de 1813 los granaderos de San Martín ya están listos para emprender su primera misión: defender las costas del Paraná atacadas por los españoles que buscaban por esta vía aliviar el bloqueo al puerto de Montevideo, sitiada por Rondeau. Los españoles robaban ganado y atacaban los poblados de la costa. San Martín siguió el movimiento de la escuadra por tierra y se instaló en el convento de San Carlos, posta de San Lorenzo. Allí los esperó hasta que el 3 de febrero de 1813 unos 300 españoles desembarcaron. San Martín ordenó un ataque envolvente y los españoles fueron empujados hacia el río. 12) ¿Cuándo y dónde planeó el cruce de los Andes? En 1814 se le encomendó el mando del ejército del Norte en reemplazo del general Belgrano. San Martín aceptó el cargo pero hizo saber a las autoridades que sería inútil insistir por la vía del Alto Perú y que se retiraría a Córdoba para reponerse de los dolores causados por su úlcera estomacal y terminar de delinear las bases de su nueva estrategia militar consistente en cruzar la cordillera, liberar a Chile y de allí marchar por barco para tomar el bastión realista de Lima. Repuesto parcialmente de sus males, pero con el plan terminado y aprobado, logró ser nombrado gobernador de Cuyo. 13) ¿Qué medidas tomó San Martín como gobernador de Cuyo? En Mendoza comenzó los preparativos para su ambicioso plan sin descuidar las tareas de gobierno. Fomentó la educación, la agricultura y la industria. San Martín dio un gran impulso a la industria vitivinícola en Mendoza y San Juan importando nuevas cepas y trayendo al país a expertos europeos para mejorar la calidad de los vinos y licores cuyanos. Creó un sistema impositivo igualitario cuidando que pagaran más los que más tenían. 14) ¿Cuándo y dónde nació su hija? Mercedes Tomasa de San Martín nació en Mendoza el 24 de agosto de 1816. Por ese motivo en Mendoza el día del padre se celebra en esa fecha. Mercedes dejó de ver a su padre cuando tenía 4 meses, cuando emprende el cruce de los Andes y se traslada con su madre a Buenos Aires a casa de sus abuelos. Merceditas recién volverá a ver a su padre siete años después. 15) ¿Qué participación tuvo San Martín en el Congreso de Tucumán? San Martín no estuvo presente en las sesiones del Congreso, pero siguió su desarrollo muy de cerca a través del diputado por Cuyo Tomás Godoy Cruz y apoyó la propuesta de Belgrano de coronar a un rey Inca como soberano de estas provincias. Preocupado por la demora en la declaración de la Independencia, le escribió a Godoy Cruz pidiéndole que transmita su inquietud y que "es cosa bien ridícula" que tengamos bandera, himno y escarapela pero que no seamos independientes. 16) ¿Cómo se financió el Ejército de los Andes? Se ha dicho muchas veces que fue gracias a las joyas donadas por las damas de la alta sociedad mendocina. Esto no fue así. El total de lo obtenido por las joyas que ya no usaban las damas ricas de Mendoza fueron 216 pesos, lo que apenas alcanzaba por aquel entonces para comprar unas 50 mulas. El ejército pudo armarse gracias al sacrificio del pueblo cuyano que donó ropas, ollas, mulas, armas, alimentos y hasta sus sueldos para poder formar el ejército libertador. 17) ¿Cuánto tardaron San Martín y sus hombres en cruzar los Andes? El ejército de los Andes partió de Mendoza el 12 de enero de 1817 y llegó a Chile el 5 de febrero. A lo largo de esos 25 días, 5.400 hombres, atravesaron las montañas más altas de América con una temperatura que oscilaba entre los 30 grados durante el día y 10 bajo cero durante la noche. Durante muchos tramos San Martín debió ser trasladado en camilla debido a los terribles dolores provocados por la úlcera. 18) ¿Cómo se concreta la libertad de Chile? A poco de cruzar los Andes, el 12 de febrero de 1817, las fuerzas patriotas derrotaron a los españoles en la cuesta de Chacabuco. La excelente táctica militar aplicada por San Martín permitió que sus tropas sólo sufrieran 12 muertos y 120 heridos, mientras que las bajas de soldados al servicio de España llegaron a 500 muertos y 600 prisioneros. El triunfo de Chacabuco aseguró la independencia de Chile que sería consolidada un año después, el 5 de abril de 1818, tras el definitivo triunfo de Maipú. 19) ¿Cómo fue la campaña del Perú? El 20 de agosto de 1820 partió desde el puerto chileno de Valparaíso la expedición libertadora. La escuadra estaba formada por 24 buques y conducía a unos 4.800 soldados. El 12 de septiembre la flota fondeó frente al puerto peruano de Pisco. Allí el ejército se proveyó de víveres y aumentó sus efectivos con los pobladores locales, entre ellos muchos esclavos, que se sumaban voluntariamente al ejército libertador. Una división al mando del general Arenales se dirigió hacia el interior del Perú con el objetivo de sublevar a la población y obtuvo la importante victoria de Pasco el 6 de diciembre de 1820. Por su parte San Martín ordenó bloquear el puerto Lima. Así, el virrey De la Serna se vio acosado por todos los flancos y debió rendirse el 10 de julio de 1821. Ese día entró victorioso el general San Martín a la capital virreinal. 20) ¿Qué pasó en la entrevista de Guayaquil? Mientras San Martín llevaba adelante su campaña desde el Sur el patriota venezolano Simón Bolívar, lo venía haciendo desde el Norte. Finalmente los dos libertadores decidieron reunirse. La famosa entrevista de Guayaquil (Ecuador) se realizó entre los días 26 y 27 de julio de 1822. Había entre ellos diferencias políticas y militares. Mientras San Martín era partidario de que cada pueblo liberado decidiera con libertad su futuro, Bolívar estaba interesado en controlar personalmente la evolución políticas de las nuevas repúblicas. El otro tema polémico fue quién conduciría el nuevo ejército libertador que resultaría de la unión de las tropas comandadas por ambos. San Martín propuso que lo dirigiera Bolívar pero éste dijo que nunca podría tener a un general de la calidad y capacidad de San Martín como subordinado. El general argentino tomó entonces una drástica decisión: retirarse de todos sus cargos, dejarle sus tropas a Bolívar y regresar a su país. 21) ¿Por qué decidió partir hacia Europa? El gobernador de Santa Fe, Estanislao López, le envió una carta advirtiéndole que el gobierno de Buenos Aires esperaba la llegada del general para someterlo a un juicio por haber desobedecido las órdenes de reprimir a los federales. San Martín le agradeció a López su advertencia pero le dijo que no quería más derramamiento de sangre. Ante el agravamiento de la salud de Remedios, San Martín decidió viajar igual a Buenos Aires pero lamentablemente llegó tarde. Su esposa ya había muerto sin que él pudiera compartir al menos sus últimos momentos. Difamado y amenazado por el gobierno unitario, San Martín decidió abandonar el país en compañía de su pequeña hija, Mercedes, rumbo a Europa. Tras pasar brevemente por Londres, San Martín y su hijita se instalaron en Bruselas. En 1824 pasaron a París para que Mercedes pudiera completar sus estudios. 22) ¿Por qué no regresó más a su país? San Martín seguía interesado e inquieto por la situación de su país. En febrero de 1829, decidió regresar como consecuencia de la guerra con Brasil. Pero cuando llegó al puerto de Buenos Aires, se enteró del derrocamiento del gobernador Dorrego y de su trágico fusilamiento a manos de los unitarios de Lavalle. Decidió entonces no desembarcar. Muchos oficiales, tanto unitarios como federales, le enviaron cartas a su barco y lo visitaron con la intención de que se hiciera cargo del poder. San Martín se negó porque creía que, tomara el partido que tomara, tendría que derramar sangre argentina y no estaba dispuesto a eso. Triste y decepcionado, decidió regresar a Europa. 23) ¿Cómo fue su relación con Rosas? En 1838, durante el gobierno de Rosas, los franceses bloquearon el puerto de Buenos Aires. Inmediatamente José de San Martín le escribió a don Juan Manuel ofreciéndole sus servicios militares. Rosas agradeció el gesto y le contestó que podían ser tan útiles como sus servicios militares las gestiones diplomáticas que pudiera realizar ante los gobiernos de Francia e Inglaterra. Al enterarse del bravo combate de la Vuelta de Obligado, el 20 de noviembre de 1845, cuando los criollos enfrentaron corajudamente a la escuadra anglo-francesa, San Martín volvió a escribir a Rosas y a expresarle sus respetos y felicitaciones. Quizás por este hecho el general dispuso en su testamento que el sable que lo acompañó en todas sus campañas fuera entregado a don Juan Manuel de Rosas, por la satisfacción que tuvo "como argentino, por la firmeza con que aquel general sostuvo el honor de la república contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla". 24) ¿Cómo fueron sus últimos años? San Martín atravesaba en Europa una difícil situación económica. Del gobierno argentino no podía esperar nada y ni el Perú ni Chile le pagaban regularmente los sueldos que le correspondían como general retirado. Vivía de la escasa renta que le producía el alquiler de una casa en Buenos Aires y de la ayuda de algunos amigos como el banquero Alejandro Aguado que lo ayudó para poder comprar su casa de Grand Bourg. San Martín para ese entonces estaba muy enfermo. Sufría asma, reuma y úlceras y estaba casi ciego. Su estado de salud se fue agravando hasta que falleció el 17 de agosto de 1850. 25) ¿Dónde descansan sus restos? En 1880 sus restos fueron repatriados y colocados en el Mausoleo de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires. | |
Fuente: www.elhistoriador.com.ar |
jueves, 14 de julio de 2016
La organización del Ejército de los Andes
La organización del Ejército de los Andes
Definidas las líneas generales del plan de campaña, San Martín inició los trabajos para organizar el ejército con que habría de llevar a cabo la gran empresa, sobre la base de los dos únicos núcleos de tropas que existían en Mendoza: el Cuerpo de Auxiliares de Chile, al mando del coronel Gregorio de Las Heras -que fue llevado a Mendoza después de la derrota de Rancagua, en 1814- y las milicias cívicas de la provincia, agrupadas en dos cuerpos de caballería y dos batallones de infantería denominados Cívicos Blancos y Cívicos Pardos. Al mismo tiempo que se organizaba el ejército había que atender a la defensa inmediata del territorio, siempre amenazado desde Chile. Esta eventualidad obligó a San Martín a aumentar urgentemente los efectivos de los cuerpos mencionados y colocarlos en condiciones de afrontar las tareas de protección más indispensables, para lo cual implantó una especie de servicio militar obligatorio para la provincia de Cuyo. El 8 de noviembre de 1814, se creó el Batallón N 11 de Infantería, con los citados contingentes de Auxiliares de Chile más un escuadrón de caballería. A mediados de diciembre, se incorporaron dos compañías del Batallón N 8, procedentes de Buenos Aires, y una compañía de artillería con cuatro piezas, a las órdenes del sargento mayor Pedro Regalado de la Plaza. Los efectivos obtenidos hasta entonces (400 hombres y 4 cañones) estaban muy lejos de las mínimas necesidades futuras, lo que indujo a San Martín a disponer la incorporación de nuevas tropas. A partir de 1815, el infatigable gobernador de Cuyo aplicó una serie de procedimientos expeditivos para llevar el ejército al pie orgánico exigido por la magnitud de la empresa a realizar y en los que fue auxiliado por el Gobierno de Buenos Aires. En el mes de febrero, consiguió que le incorporasen nuevas dotaciones de artillería. El 26 de julio, llegaron a Mendoza los Escuadrones 3 y 4 de Granaderos a Caballo, enviados por el Director Supremo, al mando del capitán Soler y del teniente Lavalle, llevando vestuario, equipo y armamento para 400 soldados.
El 14 de agosto, San Martín recurrió al voluntariado, con lo que obtuvo algunos contingentes apreciables. Con los emigrados chilenos organizó la Legión Patriótica de Chile y, faltándole aún 130 hombres para completar los escuadrones de granaderos, publicó el célebre bando: “tengo 130 sables arrumbados en el cuartel de Granaderos a Caballo, por falta de brazos que los empuñen..., que le aportó igual número de voluntarios.” Hacia octubre de 1815, el incipiente ejército contaba ya con unos 1.600 soldados de infantería, 1.000 de caballería de línea y 220 artilleros, con 10 cañones. Mientras aumentaba el ejército, se presentaban problemas de difícil solución, pues había que vestir a las tropas y poner en condiciones de uso al armamento que, en su mayor parte, se hallaba en mal estado. Escaseaban, además, la pólvora y las municiones, careciéndose de medios para proveerse de ellas pues las únicas fábricas existentes -en Córdoba y La Rioja- no alcanzaban a satisfacer la demanda del Ejército del Alto Perú. El ingenio inagotable de San Martín zanjó en poco tiempo estas dificultades. Con el concurso de un emigrado chileno, Dámaso Herrera, muy entendido en mecánica, se transformó el molino de Tejada en batán, accionado por el sistema hidráulico que poseía. San Luis contribuyó con bayetas de lana, las que una vez en Mendoza se teñían y se abatanaban hasta el grado de consistencia que se creía conveniente, y de estas bayetas o pañetes se vistió el ejército. Del mismo modo, fue creada la maestranza y el parque de artillería, con la hábil dirección de fray Luis Beltrán, gran experto en matemática, física y metalurgia. En cuanto a la pólvora, dada la abundancia de salitre en la zona, se instaló un laboratorio con la dirección del ingeniero José Antonio Álvarez de Condarco, obteniéndose un producto de superior calidad y cubriéndose todas las necesidades previstas. A estos organismos siguió la creación de otros, no menos importantes: la sanidad fue confiada al doctor Diego Paroissien; la vicaria castrense al sacerdote José Lorenzo Güiraldes; la comisaría del ejército a Juan Gregorio Lemos y la justicia militar, como auditor de guerra, al doctor Bernardo de Vera y Pintado.
Hasta ese momento, principios de 1816, la campaña sobre Chile no había sido formalizada oficialmente por el Gobierno nacional. Como era urgente apresurar su organización con la incorporación de otros 1.600 hombres, la obtención de ganado y dinero para la adquisición de armas, San Martín comisionó a Manuel Ignacio Molina para que se entrevistase con el Director Supremo. Como resultado de la gestión, solamente obtuvo una contribución en dinero.
En marzo de 1816, San Martín solicitó la incorporación de los otros dos escuadrones de Granaderos a Caballo que se encontraban en el Ejército del Alto Perú. Al siguiente mes se le enviaron estos granaderos que, al pasar por La Rioja, reclutaron 100 hombres más. El Libertador debió sumar a los grandes problemas que tuvo para llevar a cabo su empresa, la incomprensión del Gobierno de Buenos Aires, no muy convencido de las posibilidades de expedicionar a través de los Andes. El 3 de mayo de 1816, el Congreso nacional, reunido en Tucumán, eligió Director Supremo a Juan Martín de Pueyrredón. Este, ante la insistencia de San Martín, con quien tuvo una entrevista en Córdoba, orientó todos los esfuerzos hacia Cuyo. Se activaron los trabajos y esta provincia cordillerana se transformó en una inmensa fragua para forjar un ejército bien dotado que debía abatir el estandarte español en Chile. El 1 de agosto, el Director Supremo dio al ejército de Cuyo el nombre definitivo de Ejército de los Andes y San Martín fue designado su general en jefe. Para darle una nueva estructura, el Regimiento N 11 fue dividido en dos cuerpos, manteniendo el primer batallón su anterior número y dándose al otro la nominación de Batallón N 1 de Cazadores. El Batallón N 8, mediante el reclutamiento de un fuerte contingente de negros, alcanzó a contar con 355 hombres, que pronto fueron aumentados con nuevos aportes de la provincia. En noviembre de ese año, San Martín propuso la formación de una compañía de zapadores, considerada imprescindible por la característica topográfica del teatro de operaciones. La propuesta le fue negada, siendo sustituida por plazas de gastadores, las necesarias a cada cuerpo, creándose un cuerpo con los barreteros de minas.
El Regimiento de Granaderos a Caballo quedó finalmente organizado con cuatro escuadrones de 145 hombres cada uno. El quinto escuadrón, formado con personal seleccionado, se transformó en el Escuadrón Cazadores de la Escolta. Con los artilleros se creó un batallón de 241 hombres con 18 piezas de diverso calibre. Paralelamente a la organización del ejército fue necesario disponer su mantenimiento, adquirir los materiales de guerra y propender a los recursos para financiar la campaña. Los pueblos de Cuyo, a pesar de su pobreza, sintieron exaltado su patriotismo, lo que permitió a San Martín organizar y encauzar la economía provincial para poder cubrir al máximo las necesidades. Durante el año 1815, las minas de Pismanta y Huayaguaz proveyeron 27 quintales de plomo y gran cantidad de azufre y las de Uspallata produjeron igualmente plomo y algo de plata. De este modo se lograron extraer de Cuyo los elementos para la fabricación de pólvora y los metales para alimentar las fraguas de fray Luis Beltrán. La absoluta necesidad de aumentar los ingresos del fisco, dada la insuficiencia de la ayuda del Gobierno de Buenos Aires, indujo a San Martín a ampliar el régimen tributario de la provincia y crear diversos arbitrios: la contribución extraordinaria de guerra o impuesto directo sobre los capitales, a razón de 4 reales por cada 1.000 pesos, que también incluyó a los comerciantes exportadores y de tránsito; el impuesto a la carne de consumo corriente, que produjo unos 6.000 pesos anuales; la contribución patriótica, que aportó 8.700 pesos; la contribución basada “sobre el pie sólido de los producidos por las fincas rústicas”, y otra, extraordinaria, de la que consta una recaudación de 9.000 pesos. Se recurrió a las donaciones voluntarias en dinero, ganado y elementos directa o indirectamente útiles al ejército. Los traficantes en vinos y aguardientes abonaron, por propia iniciativa, un derecho de extracción calculado en 2.300 pesos mensuales; el gremio de carreteros aportó una contribución voluntaria de un peso por cada viaje de carreta y la cofradía de Nuestra Señora del Rosario efectuó un donativo en metálico que, sumado al de algunos españoles simpatizantes con la causa de la independencia, alcanzó los 3.940 pesos.
San Martín dispuso que ingresen al tesoro público los capitales de propiedad del convento de las monjas de La Buena Esperanza; la recaudación de los capitales a censo de las diversas cofradías fundadas en las iglesias y la limosna colectada por la comunidad de la Merced para la redención de los cautivos cristianos. En concepto de ingresos eventuales se recurrió a la disminución del sueldo de los empleados públicos prometiendo el reintegro a quienes no lo cediesen voluntariamente; se aceptaron préstamos voluntarios y forzosos; se dispuso el secuestro y confiscación de bienes de los europeos y americanos enemigos de la revolución y de los prófugos en Perú, Chile y otros lugares. El renglón de multas produjo ingresos considerables; se procedió a la venta de tierras públicas y se creó una lotería, que el gobierno administraba en el territorio de su jurisdicción. Al iniciarse la campaña, San Martín había pedido al Gobierno nacional la aprobación de la hipoteca de 44.000 pesos hecha de los fondos generales de hacienda de la provincia en favor de los prestamistas, de los que 24.000 erogó Mendoza, 18.000 San Juan y 2.000 la Punta de San Luis. También obtuvo del comercio de Mendoza un préstamo adicional de 20.000 pesos. Fue así como, al conjuro del Gran Capitán, surgieron todos los recursos para organizar, armar, equipar y mantener un ejército. Cuando la población de Cuyo ya no tuvo nada para dar, continuó ofreciendo sus propios esfuerzos: las damas cosieron ropas e hilaron vendas; numerosos artesanos prestaron su concurso para las construcciones militares; los carreteros y arrieros realizaron el transporte gratuito de todos los elementos necesarios al ejército. En todo momento las fuerzas reclutadas recibían una cuidadosa instrucción, dirigida personalmente por el general San Martín, la que se intensificó a mediados del año 1816. Se estableció un campamento en el paraje llamado El Plumerillo, pocos kilómetros al noroeste de Mendoza. En el frente del campamento se despejó un gran terreno que se destinó como plaza de instrucción y, hacia el oeste, se construyó un tapial doble para espaldón de tiro. Al finalizar ese año, la instrucción militar, tanto de las tropas como de los cuadros, había alcanzado un grado de perfeccionamiento no igualado, hasta entonces, por ejército americano alguno. Esta estructura bélica se completó con un Cuartel General, con el Estado Mayor (creado el 24 de diciembre de 1816), con las especialidades (barreteros de minas, arrieros y baqueanos) y con los servicios de vicaria castrense, sanidad, bagajes. Los efectivos de todas las unidades de línea, servicios y tropas auxiliares del Ejército de los Andes, arrojaron un total de: 3 generales, 28 jefes, 207 oficiales, 15 empleados civiles, 3.778 soldados combatientes y 1.392 auxiliares, lo que suma un conjunto de 5.423 hombres. Disponía, además, de 18 piezas de artillería, 1.500 caballos y 9.280 mulas.
Sólo faltaba al ejército una bandera: el comercio de Mendoza proveyó la sarga, de colores blanco y celeste, con la cual varias damas confeccionaron el estandarte que las huestes redentoras llevaron hasta el pie del Chimborazo.
Fuente: Ornestein, Leopoldo (1896-1973) Instituto Nacional Sanmartiniano
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