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lunes, 22 de marzo de 2021

 La Revolución  Francesa


    Se conoce con el nombre de revolución francesa al movimiento político, social, económico y militar, que surgió en Francia en 1789.

    En 1789 Francia era una de las primeras potencias europeas; desde 1774 reinaba Luis XVI. 

    Los gastos militares y una serie de malas cosechas a partir de 1784, crearon una gravísima situación social. La mayoría de la población se vio en la miseria mientras el lujo y el despilfarro del rey y la nobleza continuaban como si nada ocurriera. Luis XVI se negó a realizar cualquier tipo de reforma y defendió los privilegios de la aristocracia frente al hambre y la miseria de su pueblo que se estaba hartando de la injusticia.

    La sociedad estaba compuesta por tres sectores sociales llamados estados

  • El Primer Estado era la Iglesia y lo integraban unas 120.000 personas. Eran dueños del 10% de las tierras de Francia y no pagaban impuestos, sólo un donativo voluntario a la Corona. Recibían de los campesinos el «diezmo», es decir, la décima parte del producto de sus cosechas. Controlaban el registro civil de la población: sólo la Iglesia podía legalizar casamientos, nacimientos y defunciones. La educación francesa estaba en sus manos.
  • El Segundo Estado era la nobleza, integrada por unas 350.000 personas. Eran dueños del 30 % de las tierras. Estaban eximidos de la mayoría de los impuestos y ocupaban todos los cargos públicos. Los campesinos les pagaban tributo y sólo podían venderles sus cosechas a ellos. Tenían tribunales propios, es decir que se juzgaban a sí mismos.
  • El Tercer Estado carecía de poder y decisión política, pero pagaba todos los impuestos, hacía los peores trabajos y no tenía ningún derecho. La burguesía necesitaba tener acceso al poder y manejar un estado centralizado que protegiera e impulsara sus actividades económicas, tal como venía ocurriendo en Inglaterra.
    Tras muchas presiones, finalmente Luis XVI accedió a convocar a los Estados Generales: una asamblea donde estaban representados los diferentes estados. La sesión quedó inaugurada el 5 de mayo de 1789 en el palacio de Versalles con la presencia de 1.200 diputados. En su discurso inaugural el rey no dijo nada nuevo y la impaciencia fue creciendo. El tercer estado obtuvo el apoyo de parte de la Iglesia y logró que se formara una Asamblea Nacional Constituyente con la aparente aprobación del rey. Pero en realidad Luis XVI quería ganar tiempo para conspirar y dar un golpe de fuerza. Alertado el pueblo de París salió a la calle y tomó la prisión de La Bastilla, símbolo del despotismo real, el 14 de Julio de 1789. La burguesía formó una milicia propia, la Guardia Nacional y el gobierno de París cayó en manos de los revolucionarios. 

    El rey tuvo que aceptar la nueva situación y la Asamblea comenzó a producir cambios importantes. El 27 de agosto de 1789 se proclamaron los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Allí se decía que todos los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Se garantizaba la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión. Se fijaba la igualdad ante la ley, la libertad política y religiosa y se establecía la división de poderes.

    En junio de 1791, Luis XVI intentó huir de Francia pero fue detenido. Este fracaso monárquico impulsó a los republicanos a apurar la sanción de una constitución democrática que incluía la declaración de los derechos del hombre, la división de poderes y que dejaba el ejecutivo al rey y el legislativo, a la Asamblea. Quedaba establecida la monarquía constitucional.


Causas de la Revolución Francesa
  • El absolutismo monárquico, que se caracterizó por el ilimitado poder del soberano, cuya autoridad no estaba sujeta a control alguno.
  • La desigualdad social política y económica.
  • La falta de libertades y derechos. A estas causas hay que añadir un importante factor: la poderosa influencia de las nuevas ideas.
Consecuencias de la Revolución Francesa
  • Comenzó el principio del fin para las monarquías absolutas europeas y el Antiguo Régimen.
  • Se positivizaron los derechos de las personas.
  • Se establecieron constituciones que limitaron los poderes de los gobernantes.
  • Se consolidó el poder de la burguesía.
  • El feudalismo como sistema económico fue reemplazado por el sistema capitalista.
  • Surgió el concepto de ciudadano en contraposición al de súbdito, propio del Antiguo Régimen.
  • Las ideas revolucionarias se extendieron al continente americano.



 

La Revolución Industrial

    La Revolución Industrial se inició en Inglaterra. Es un período histórico de transformaciones económicas y sociales, entre 1760 y 1840, que desencadenó cambios para las sociedades de todo el mundo. Se caracterizó por el uso de nuevas tecnologías aplicadas a la producción en masa (también denominada, producción en serie). La primera invención que permitió esta nueva forma de producción fue la máquina de vapor, cuyo combustible era el carbón mineral. 

    Entre las principales características de la Revolución Industrial, se destacan: 

  • La producción industrial a gran escala 
  • El dominio de la burguesía sobre la economía y la política, dando origen a la clase social del proletariado. 
  • El desarrollo de nuevas industrias como la textil, la siderúrgica (metales) o la minera. 
  • La sustitución del hierro por el acero, un material más duro y resistente. 
  • El desarrollo del comercio a nivel mundial (debido a la gran capacidad de producción y a las innovaciones en el transporte por tierra y marítimo). 

Causas de la Revolución Industrial 

    La Revolución Industrial se produjo por la interacción de una serie de factores que primero tuvieron lugar en Inglaterra y luego en todo el mundo: 
  •     La revolución agrícola. Hasta el siglo XVIII la actividad agrícola se caracterizaba por el trabajo manual y la tracción con animales, poca propiedad privada (los campos eran más bien abiertos o de propiedad del municipio) y producción escasa. La Revolución Industrial introdujo cambios: comenzó a utilizarse maquinaria para el trabajo de la tierra, los campos se volvieron propiedad privada y se reemplazó el viejo sistema de cultivo por “sistema de rotación Norfolk” (consistía en rotar las variedades de cultivos, de modo que no se saturaran siempre los mismos nutrientes del suelo). 
  •     La revolución demográfica. Debido a los cambios en la alimentación y en la calidad de vida (que pasó del campo a la ciudad), a partir del siglo XVIII se rompió con la tradicional estructura social que solía mantener la misma cantidad de pobladores durante largos períodos de tiempo. La Revolución Industrial introdujo cambios que impactaron en el crecimiento de la población, como la disminución de la mortalidad (debido a la mayor producción de alimentos), el mayor desarrollo de la medicina (gracias al descubrimiento de la vacuna) y mayor cantidad de nacimientos. 
  • Las revoluciones burguesas. A partir de mediados del siglo XVIII la burguesía comenzó a demandar el dominio del poder político y económico que hasta entonces estaba en manos de un rey y de la nobleza, lo que dio origen a la Revolución francesa y de las Trece Colonias (norteamericana), entre otras. La Revolución Industrial no habría sido tal sin el empoderamiento del sector burgués, que introdujo grandes cambios: la creación de emprendimientos y la circulación del capital, el desarrollo de la industria mediante la propiedad privada, los avances tecnológicos, el comercio y la economía capitalista. Además, los burgueses fomentaron la creación de significativos inventos. A la par, surgió una nueva clase social: el proletariado, la clase obrera que carecía de propiedades o medios de producción. 

Inventos clave de la Revolución Industrial 

    Las tecnologías aplicadas a la producción marcaron un cambio muy importante para las industrias, debido a que el trabajo manual fue reemplazado por la fabricación en serie. Son invenciones clave que desencadenar la revolución fueron: 
  • La máquina de vapor. Patentada en 1769 por James Watt (Escocia), resultó el invento más importante de la Revolución industrial. Los primeros usos fueron en el transporte (permitió fomentar el comercio), la industria textil (permitió realizar producción en serie a través de maquinarias) y la metalúrgica (permitió trabajar el hierro y el acero para elaborar transportes y maquinarias industriales). 
  • El alumbrado público a gas. La instalación de lámparas a gas en las calles revolucionó a las ciudades, que se convirtieron en lugares más seguros para transitar al estar iluminadas en horarios en los que ya no había luz solar. A fines del período de la Revolución Industrial, las ciudades se habían transformado y las poblaciones se habían duplicado o triplicado. 

Consecuencias de la Revolución Industrial 

    Los grandes conglomerados urbanos multiplicaron la concentración de contaminantes propios de las ciudades: residuos orgánicos y contaminantes atmosféricos provenientes de las estufas. Además, tanto en la primera como en la segunda etapa de la Revolución Industrial, la producción en fábricas dependió en gran medida del uso de combustibles, con la consecuente contaminación del aire. 

    Antes de la organización de los sectores de trabajadores, no existían leyes que regularan el trabajo del proletariado. Por eso, las jornadas laborales eran tan largas que se tornaban insalubres, además de que estaba permitido el trabajo infantil.

jueves, 4 de junio de 2020


CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO NACIONAL:
PRESIDENCIAS FUNDADORAS

Luego de la batalla de Pavón se sucedieron los gobiernos de Bartolomé Mitre (1862-68), Domingo F. Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880), quienes concretaron la derrota de las oposiciones del interior, la ocupación del todo el territorio nacional y la organización institucional del país fomentando la educación, la agricultura, las comunicaciones, los transportes, la inmigración y la incorporación de la Argentina al mercado mundial como proveedora de materias primas y compradora de manufacturas.


PRESIDENCIA DE BARTOLOMÉ MITRE


Como presidente, Mitre instituye a Buenos Aires como la Capital Provisional de la Nación e impuso la explotación nacional de las vías de agua y puertos.

Tal vez lo más tristemente célebre de su gestión es la participación Argentina en la "Guerra de la Triple Alianza" contra la República del Paraguay, donde se produjo una verdadera masacre contra el país hermano.

Creó nuestro sistema fiscal y también el jurídico. Durante este periodo se estableció la Corte Suprema de la Nación y para darle base independiente, afianzando su naciente institucionalidad, el presidente nombró a una mayoría de jueces opositores.

Mitre apostó por el metal británico y junto a las inversiones inglesas -para el desarrollo ferroviario- llegaron las locomotoras, los operarios y hasta los maquinistas. Durante esta administración no existió unidad monetaria, ni banco nacional. Se instalaron bancos extranjeros que actuaron como prestamistas. 

La buena situación mundial generó demandas de nuestros productos, vendimos materias primas al exterior, en especial a Inglaterra. 

En materia educativa se impulsó la formación secundaria a través de la creación de colegios nacionales en todo el país.

Una de las más importantes contribuciones de Mitre surgió al finalizar su gobierno, cuando dispuso lo necesario para la elección constitucional de su sucesor, Domingo F. Sarmiento. 



PRESIDENCIA DE DOMINGO F. SARMIENTO




Asumió el mando el 12 de octubre de 1868, volvió al país desde Norteamérica donde se había desempeñado como embajador.
Se realizó en 1869 el primer censo nacional. Puso de relieve los aspectos de la estructura social que necesitaban ser modificados. El censo descubrió un país de grandes extensiones territoriales pero deshabitadas o en poder de los indios y un índice altísimo de analfabetos que alcanzaba el 71%.

Durante la presidencia de Sarmiento, se realizó una vigorosa actividad entorno al tema educativo. Creó las primeras escuelas normales, el Colegio Militar (1870), la Escuela Naval (1872), el Observatorio Astronómico (1872), la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (1870) y alrededor de ochocientas escuelas primarias. Durante su gobierno la población escolar se elevó de treinta mil a cien mil alumnos. Proyectó la ley sobre la creación de bibliotecas públicas y abrió las primeras escuelas públicas y creó también las primeras escuelas para sordomudos.

Se dio impulso a la inmigración que se asentó preferentemente en el litoral donde se fundaron numerosas colonias agrícolas. En 1871 se inauguró la primera Exposición Nacional en Córdoba donde se exhibían los productos agrícolas, ganaderos e industriales de nuestro país . Mejoró las condiciones sanitarias y de higiene especialmente en la ciudad de Buenos Aires para evitar una nueva epidemia de fiebre amarilla como la que se desató en 1871. Dispuso la creación de un nuevo cementerio en la Chacarita.

Durante su gestión se aprobó el Código Civil creado por Velez Sarsfield, ministro del Interior.

Al finalizar la guerra del Paraguay, su ministro de relaciones exteriores, Mariano Varela, gestionó los acuerdos de paz finales. 

Durante el gobierno de Sarmiento se multiplicaron los diarios y publicaciones de todo tipo. En 1867, apareció "La Capital" de Rosario. En 1869 surgió 'La Prensa" y, en 1870, "La Nación".




PRESIDENCIA DE NICOLÁS AVELLANEDA


El 14 de abril de 1874 se realizaron las elecciones, que fueron ganadas por Avellaneda. Mitre denunció fraude electoral y se aprestó para resistir por las armas.

La revolución estalló el 24 de setiembre de 1874, pero fue completamente derrotada luego de las batallas de La Verde, librada el 6 de noviembre, y Santa Rosa, llevada a cabo el 8 de diciembre luego de ello, Mitre se rindió al ejército.

El nuevo presidente debió abocarse a resolver una apremiante crisis económica que no tenía precedentes en el país. Los problemas internos habían deteriorado la economía nacional.

El incremento de la explotación cerealera produjo un excedente de trigo, iniciándose la exportación hacia Europa. Un acontecimiento que habría de variar fundamentalmente la actividad agropecuaria argentina fue la exportación de los primeros lotes de carne enfriada. 


En materia ferroviaria se continuó el ritmo iniciado en las presidencias anteriores. Se creó el Departamento general de Inmigración, anotándose la entrada de casi 250.000 inmigrantes amparados en una nueva ley dictada al efecto.

El gran crecimiento demográfico (de población) y la mejora de los trasportes favorecieron el desplazamiento masivo de la población europea, aunque los motivos principales fueron las guerras, las oleadas represivas y las crisis económicas.

Los inmigrantes venían atraídos por las múltiples oportunidades de trabajo, los altos salarios y las garantías legales que les ofrecía nuestro país.

Favorecido por la presencia del puerto y la expansión de la red ferroviaria que lo comunicaba con el resto del país, Buenos Aires era el eje vital del comercio de importación y exportación, a la que sumaban su trabajo los miles de inmigrantes que llegaban anualmente a sus muelles.

Durante el gobierno de Avellaneda no escasearon las alteraciones del orden público en las provincias ni los conflictos entre el Poder Ejecutivo Nacional y las autoridades del Interior. Estos conflictos se tradujeron en diversas intervenciones a las provincias. También se llevó a cabo la Campaña al desierto, en busca de la extensión de la frontera sur.










ORIGEN DEL ESTADO-NACIÓN

BREVE RECORRIDO HISTÓRICO DE LA FORMACIÓN DE NUESTRO PAÍS, 
DESDE EL VIRREINATO A 1880



jueves, 28 de mayo de 2020


La particular amistad por correspondencia entre Rosas y San Martín


A pesar de no verse en persona San Martín y Juan Manuel de Rosas tenían una fuerte amistad. Tanto
así que en su testamento le legó su famoso sable corvo. 

Además de sus grandes dotes estratégicos y militares, San Martín era un hombre de ideas y política. Sin embargo esto en ocasiones le jugó una mala pasada con algunos de los políticos de Buenos Aires. Desde su exilio forjó una amistad con Juan Manuel de Rosas quien, según el propio libertador de América, compartía sus mismos deseos para la patria.

Pocos conocen tanto la historia de San Martín como Esteban Ocampo, ex granadero e historiador. Ingresá aquí para conocer más.

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miércoles, 27 de mayo de 2020

Artículo periodístico de Manuel Belgrano 
acerca de la importancia de mantener la unión de una nación, 
escrito una semana antes de que estallara la revolución de mayo de 1810

Causas de la destrucción o de la conservación y engrandecimiento de las naciones 

Procurando indagar en la historia de los pueblos las causas de la extinción de su existencia política, habiendo conseguido muchos de ellos un renombre que ha llegado hasta nuestros días, en vano las hemos buscado en la falta de religión, en sus malas instituciones y leyes, en el abuso de la autoridad de los gobernantes, en la corrupción de costumbres, y demás. Después de un maduro examen y de la reflexión más detenida, hemos venido a inferir, que cada uno de aquellos motivos, y todos juntos no han sido más que concausas, o mejor diremos, los antecedentes que han producido la única, la principal, en una palabra, la desunión. Esta sola voz es capaz de traer a la imaginación los más horribles desastres que con ella puede sufrir la sociedad, sea cual fuere el gobierno que la dirija; basta la desunión para originar las guerras civiles, para dar entrada al enemigo por débil que sea, para arruinar el imperio más floreciente. Tantos ejemplos podemos presentar a nuestros lectores de esto, cuantos han sido los pueblos de quienes nos da noticia la historia antigua y moderna; no hay más que abrir sus hojas, y en ellas se verá la verdad de nuestra proposición. Nos dilataríamos demasiado si nos pusiésemos a referir las uniones que han existido en la Asia, África, Europa y este continente, y describiésemos los hechos que acreditan que la desunión ha traído consigo su anonadamiento, después de haberlas hecho el juguete del primero que se aprovechó de ese estado, y haberlas reducido al de la estupidez más vergonzosa. La historia misma de nuestra nación, en la época que estamos corriendo, nos presenta más de una prueba de que la desunión es el origen de los males comunes en que estamos envueltos, y que nos darán muchos motivos para llorarlos, mientras existamos, aún logrando salir victoriosos de la lucha gloriosa en que se halla nuestra España europea. Todos saben la consonancia que hay entre el cuerpo político, con el cuerpo físico: uno y otro tiene su principio, medio y fin; y así como éste se acelera en el segundo, cuando pierde la unión de las partes que lo componen del mismo modo sucede en el primero, cuando por la división de opiniones, por el choque de intereses, por el mal orden, y otras concausas resulta la desunión. Pero si todavía hay alguno que lo dudare, examine la historia de su propia familia, que no es más que en punto menor la copia de la gran familia que se llama una Nación; y estamos ciertos que encontraría muchas razones para convenir con nosotros, que la desunión de sus individuos le habrá hecho experimentar mil perjuicios, y tal vez descender de la prosperidad a la desgracia más espantosa. 
Por el contrario, la unión ha sostenido a las naciones contra los ataques más bien meditados del poder, y las ha elevado al grado de mayor engrandecimiento; hallando por su medio cuantos recursos han necesitado, en todas las circunstancias o para sobrellevar los infortunios, o para aprovecharse de las ventajas que el orden de los acontecimientos les ha presentado. Ella es la única, capaz de sacar a las naciones del estado de opresión en que las ponen sus enemigos; de volverlas a su esplendor, y de contenerlas en las orillas del precipicio; infinitos ejemplos nos presenta la historia en comprobación de esto; y así es que los políticos sabios de todas las naciones, siempre han aconsejado a las suyas, que sea perpetua la unión y que exista del mismo modo el afecto fraternal entre todos los ciudadanos. La unión es la muralla política contra la cual se dirigen los tiros de los enemigos exteriores e interiores; porque conocen que arruinándola, está arruinada la nación venciendo por lo general el partido de la injusticia, y de sin razón, a quien, comúnmente, lo diremos más bien, siempre se agrega el que aspira a subyugarla. Por lo tanto, es la joya más preciosa que tienen las naciones. Infelices aquellas que dejan arrebatársela, o que permitan, siquiera, que se les descomponga; su ruina es inevitable, y lo peor es, que se hace imposible recuperarla, o si se consigue, es padeciendo las convulsiones más violentas, y los males más penosos. De lo dicho deducimos que la desunión es el aniquilamiento de las naciones; y que al opuesto, la unión cuando no las engrandezca, al menos las conservará en medio de las acechanzas, insidias y ataques por poderosos que sean. Cicerón decía al Senado en su oración acerca de las respuestas de los Augures, "que otro tiempo Roma por su firmeza y valor podía sobrellevar los descuidos del Senado, y aún las injurias de los ciudadanos, pero que ya le era imposible, porque todo se había trastornado; ni se respetaba la autoridad, ni se pagaban los derechos, ni se sostenía la justicia, y en vano se buscaría un ciudadano que se opusiese al torrente que amenaza la salud de la Patria". Pero añade que en medio de tantos males solo la unión puede conservarla, “quare hunc statum, que nunc est, qualis-cumque est, nulla alia re, nisi concordia, retimere possumus". Véase aquí una lección, producto de los grandes conocimientos, y de la propia experiencia de un político tan sabio, dada a su misma Nación, y en ella de todas las demás que habían de sucederle. La unión es un valor inestimable en una nación para su general y particular felicidad; todos sus individuos deben amarla de corazón y pensar y hablar de ella como de la égida de su seguridad; cualesquiera que así lo ejecute, no importa que le falten grandes recursos; con la unión se sostendrá, con la unión será respetable; con ella al fin se engrandecerá.  

Los lugares donde transcurrió la Revolución de Mayo 
ya no existen o cambiaron su fisonomía

Los lugares por donde transcurrió la Revolución de Mayo prácticamente ya no existen porque algunos fueron transformados y otros directamente demolidos, y si bien el Cabildo es el edificio emblemático de aquellos días de 1810, otros espacios de sus alrededores y de la periferia de la ciudad de Buenos Aires de entonces son las huellas borrosas de ese nuevo camino que se abría en la región.

"Una de las características principales de Buenos Aires es que fue construida y reconstruida varias veces y casi no queda nada de aquella ciudad a nivel físico, salvo el trazado de las calles, las plazas y las iglesias, que tampoco se parecen a aquella época", aseguró  Gabriel di Meglio, historiador, investigador del Conicet y director del Museo Nacional del Cabildo.

Di Meglio señaló que "el mayor recuerdo que se tiene es el Cabildo, porque incluso el espacio de la Plaza de Mayo no tiene nada que ver con aquélla época".

La Recova, la calle Defensa, el Colegio San Carlos, la Catedral, la Plaza de Mayo, la casa de Nicolás Rodríguez Peña, los cuarteles de los Patricios, las pulperías de los alrededores, son esos lugares por donde anduvieron los criollos porteños en el marco de un clima social y político que hablaba de cambio, donde los hombres y mujeres que protagonizaron aquellas jornadas iban y venían, debatían, se enfrentaban, decidían enfervorizados, expectantes, pugnando por sus intereses y contra España.

La Plaza de la Victoria (que era la Plaza Mayor antes de las Invasiones Inglesas y posteriormente la Plaza de Mayo) fue un espacio fundamental en ese momento, pero no tenía la dimensión ni la forma actual; eran dos plazas divididas por el edificio comercial de la Recova, y del lado del Cabildo y la Catedral estaba la plaza política: allí la gente podía reunirse para protestar o exigir alguna cuestión política. En tanto, la otra plaza estaba en el lugar donde hoy se encuentra la Casa Rosada, que era el fuerte de Buenos Aires, la sede del gobierno virreinal.

Di Meglio describió algunos de los lugares más conocidos donde se reunían los protagonistas de la revolución, que hoy no existen, como la casa de uno de los promotores de este proceso, el comerciante y militar Rodríguez Peña, que estaba ubicada en la actual plaza que lleva su nombre en Callao, entre Paraguay y Marcelo T. de Alvear, que por entonces estaba en las afueras de la ciudad. "Rodríguez Peña tenía una jabonería que administraba Hipólito Vieytes, que no existe más, ubicada en la zona actual de la intersección de Venezuela y la Avenida 9 de julio", dijo el historiador.

Otro espacio fundamental es lo que hoy se llama la Manzana de las Luces, allí estaban los cuarteles desde 1806, que no era el ejército si no vecinos armados, y estaba el cuartel de Patricios que fueron muy importantes para que triunfe la revolución. Ese espacio tampoco existe como tal. No obstante, hay un edificio jesuita que es anterior, el Colegio San Carlos, donde uno puede imaginarse como era la época. Otro lugar importante, sobre todo a partir de 1810, era el Café de Marcos, donde se reunía el grupo de Mariano Moreno.

También están las pulperías, que había prácticamente una por esquina donde se juntaba la gente común, los pobres, que van a tener un papel importante sobre todo después del 25.

Por su parte, el historiador e investigador de la dirección de Patrimonio Histórico de la ciudad de Buenos Aires, Enrique Rovira, además de referirse a espacios que describió di Meglio, mencionó la importancia de la Catedral donde "se hizo el primer Tedeum en el que participan los cabildantes y los religiosos, era una acción de gracia que se celebraba por el rey que estaba cautivo y por otro lado, por la formación de la Junta, y así es como esa celebración del Tedeum quedó como tradición hasta nuestros días".

Rovira se refirió a la Recova, donde se ejercía el comercio con locales para la venta de distintos productos, ubicado frente al Cabildo, en la mitad de la Plaza de Mayo, "un lugar con arcadas simétricas, que se había hecho en 1804 para despejar la Plaza de la Victoria", del que no quedó nada. Esa plaza no tenía árboles, ni jardín, ni canteros, porque era un lugar donde llegaban las carretas que traían los productos del puerto.