El peronismo, 1943-1955
La aparición de este libro acerca del peronisrno del profesor alemán Peter Waldmann despierta interés dados los rasgos del contexto de producción intelectual y editorial que ha caracterizado los tiempos recientes de la vida argentina, signada desde 1976 por el golpe militar que derrocó precisamente al último gobierno peronista presidido por la viuda del caudillo, Isabel Martínez de Perón. Su publicación, a inicios del pasado año, se inscribió dentro de los múltiples signos de reactivación de la vida política después de los “años terribles” del primer periodo dictatorial y en el marco de las expectativas surgidas en torno al gobierno de Viola y su anunciado “diálogo” con los partidos políticos en busca de una salida institucional. El desenlace de estas expectativas es de sobra conocido y la nueva etapa militar encabezada por Galtieri, además de enfrentar una crisis económica sin precedentes, debe responder a una situación cada vez más precaria respecto a la estabilidad y vigencia del autotitulado “proceso de reorganización nacional”. Uno de los temas fundamentales para una eventual salida política, cuya necesidad se hace cada vez más imperiosa para los militares, es “qué hacer con el peronismo”, situación reiterada luego de cada proceso militar en la medida en que ese movimiento sigue constituyendo el mayor nucleamiento popular de la Argentina y la traba más importante para cualquier intento de “democratizar” la vida política del país como una fachada de recomposición e institucionalidad de la actual dictadura. De allí que un material equilibrado y bien informado como el provisto por este libro tenga una actualidad y una utilidad efectiva para todos los interesados en el desarrollo del acontecer de Argentina y naturalmente para los que se preocupan por la historia de los procesos populistas de nuestro subcontinente. El peronismo siempre generó adhesiones y críticas con fuertes cargas de apasionamiento y su evaluación e historia han corrido la misma suerte. Salvo muy escasas excepciones -entre las que destacan los trabajos de Murmis y Portantiero acerca de sus orígenes y la relación con el desarrollo de la clase obrera-, las defensas irrestrictas o los ataques ofuscados han sido la tónica general de la bibliografía dedicada al problema como se puede comprobar en buena medida en la que aquí proporciona el autor, extensa y bien documentada. No existe un trabajo integral y riguroso que aborde el periodo inaugurado por el golpe militar del 4 de junio de 1943 y esta es una ausencia notable, tanto por la obvia importancia del tema como por su actualidad y las repercusiones que el peronismo tuvo mucho más allá de las fronteras argentinas. Es por ello que la obra del profesor Waldmann tiene un primer mérito en la distancia y el desapasionamiento con que aborda su material, mérito que por momentos naufraga en una asepcia y desteñimiento algo irritantes para todos aquellos que tienen en el tema algún otro interés que el académico. Pese a ello, el libro nos entrega un trabajo sugerente, con algunas hipótesis dignas de ser retomadas en futuros análisis. Esencialmente, para el autor el peronismo constituye una ilustración de un marco teórico que la edición española -quizás afortunadamente- omite. Para Waldnann el movimiento encaja -“prende”, según su expresión- perfectamente en el esquema de “crisis nacionales” de L. W. Pye y G. A. AImorid, autores que formalizaron el proceso de surgimiento y consolidación del Estado moderno como un desarrollo que genera seis sucesivas crisis, que deben ser superadas por las élites políticas para poder estabilizar su dominio. Tales crisis son: penetración, integración, identidad, legitimidad, participación y redistribución. El peronismo estaría directamente relacionado con las cuatro últimas del esquema citado, que Waldmann complementa con una crisis de “dependencia” en relación a centros exteriores de poder económico. O sea que estamos frente a un trabajo de sociología política en el que el movimiento sureño representa un “ejemplo”, sin duda intercambiable por algún otro, dada la pretensión de universalidad del marco teórico planteado. Es sin duda el elemento más desafortunado del libro, en principio, por la no feliz metodología -aunque usada y abusada como vemos no solamente en México- de utilizar marcos teóricos superpuestos a la realidad histórica concreta que es objeto de estudio que resultará “adaptada” o “desadaptada” respecto de esa proposición apriorística cuya validez “teórica” original no será de todos modos puesta en duda nunca. Pero además, porque explícitamente, y desde el planteamiento mismo, se está confinando al peronismo y a Perón al papel de una astucia burguesa de tipo gatopardesca para consolidar la posición de las élites frente al embate creciente de las reclamaciones participativas y distributivas de los sectores políticamente marginados y económicamente postergados. Este tipo de aproximación del que Waldmann por supuesto no es único ejemplo ha provenido muchas veces de sectores de izquierda con una visión finalista de la historia, munidos de una concepción mesiánica de la clase obrera y para los que cualquier ideología distinta de la marxista que penetre y sea apropiada por ella la aparta de su verdadera misión y destino histórico: y curiosamente esta interpretación no ha sido compartida ni por los obreros argentinos que protagonizaron su propia historia, ni tampoco por la supuesta beneficiaria del régimen y sus transformaciones -la élite o clase dominante- que se reveló permanentemente como una opositora cerrada y acérrima tanto en el pasado como en el presente del peronismo y que fue autora de su derrocamiento en 1955 y en 1976. Derrocamiento a los que la izquierda en forma más o menos generalizada contribuyó deliberada o irresponsablemente según los actores. Pese a esta limitación podemos anotar algunas hipótesis y desarrollos del autor que resultan estimulantes y que por momentos resultan contradictorios con el esquema general que rige al trabajo. La primera y más importante es la refutación de las opiniones que ven en Perón un oportunista sin principios ávido de poder o un pragmático cuya característica principal sería un particular “estilo” político sin mayor congruencia en sus proyectos. Para Waldmann, Perón tenía un proyecto nacional y todo el fenómeno global del peronismo tiene coherencia con él. Sin embargo, y pese a esta acertada crítica a las posiciones oligárquico-liberales, el autor resulta vacilante cuando se trata de sintetizar con claridad el sentido de ese proyecto adjudicado al líder. En los hechos, la elección del “marco teórico” ya comentado por una parte, y la segmentación de zonas del pensamiento político de Perón por otra, lo conducen a ver en el peronismo un radical conservadurismo, en el sentido de una búsqueda permanente del equilibrio político que habría signado en forma permanente y profunda la acción política de Perón. Vemos operando aquí un pensamiento formalista incapaz de profundizar en el alcance de las transformaciones realizadas por el peronismo en la Argentina, tanto desde el punto de vista estructural como en el político e ideológico. Otro aspecto destacable del libro es la acentuación del viraje producido en el régimen a partir de 1950, caracterizado en lo interno por una mayor “peronización” del Estado y en la política exterior por un paulatino abandono de la “tercera posición” y una inclinación cada vez más marcada hacia los Estados Unidos. Esto debe hacer reflexionar sobre los problemas de periodización del peronismo que exceden indudablemente el marco temporal planteado por la investigación que comentamos y que llega hasta el derrocamiento de septiembre de 1955. Sin afirmar que el pensamiento de Perón se transformó cualitativamente, es fundamental conocer los matices, tanto tácticos como estratégicos, que el proyecto nacionalpopular fue sufriendo debido tanto a la propia evolución interna como a la presión de circunstancias externas favorables o desfavorables. Resulta también sugerente -aunque no se encuentre plenamente desarrollado luego- el punto en que el autor niega cualquier similitud entre el dirigismo económico oligárquico de la década de los treinta como producto de las necesidades generadas por la crisis y el estatismo peronista orientado a fortalecer el papel del Estado como elemento transformador clave. De allí que resulten muy interesantes los apuntes realizados sobre las características y la evolución del sistema planificador del peronisrno, y en general sobre las modificaciones sufridas por el aparato del Estado cada vez más ajeno a los lineamientos clásicos del derecho liberal. Y además hay que resaltar que el autor omite el tan trillado camino de las influencias ideológicas de los fascismos europeos sobre Perón, opción fácil que muchos observadores argentinos y extranjeros siguieron sin mayor éxito explicativo. En suma, el libro de Waldmann importa. Sin duda no es, y el autor seguramente no lo ha pretendido, la obra definitiva sobre el fenómeno peronista, y no es la menor de sus virtudes dejar patentizada -implícitamente- la necesidad de profundizar y globalizar cronológicamente en toda su amplitud el estudio de este movimiento como un elemento estratégico de la comprensión de la vida contemporánea argentina.
[Horacio CRESPO. “Una aproximación al estudio del peronismo”, in Revista de la Universidad de México, nº 11, marzo de 1982, pp. 42-43]
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